Quedlinburg, que tiene el más importante conjunto de casas con entramados de vigas de madera del país y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad, es otra de la ciudades de Alemania más bonitas.
Además de ser una de las ciudades renacentistas medievales mejor conservadas de Europa, la pequeña Quedlinburg enamora por sus casas tradicionales de todos los colores y lugares como la Plaza del Mercado, donde se sitúa un magnífico ayuntamiento de estilo barroco.Otros imprescindibles de esta ciudad alemana son el castillo renacentista situado a lo alto de la montaña Schlossberg y la basílica de San Servasio, construida en el siglo X y donde descansan los restos del primer rey alemán, Heinrich I y su esposa.